“Me paso el tiempo fustigando a los tarados, a los débiles y a las lacras sin remedio. Y pago las consecuencias. Vivo incomunicado, en guardia permanente, en un estado de irritación que no cesa y acusado de racismo, misoginia, clasismo y pedantería, penado por la ley del hielo… Soy intolerante. Asqueado, miro a la gente desde mi atalaya. Y todo aquello…no es ser esnob: es ser desdichado. Yo elegí ser eso y lo sufro, pero no lo deploro… En todo caso, te puedo aconsejar una cosa…si puedes evitar ser como yo, un amargado, evítalo” (Eduardo Parra Ramirez, 'La ira del filósofo', fragmento).