"Para ejercitarse en la contemplación de lo ordinario, hay que aprender a describir, minuciosamente, la propia calle. Y compararla, centímetro a centímetro, con la calle donde vive nuestro mejor amigo. Después, hay que hacer el inventario de nuestros bolsos y de nuestros bolsillos. E interrogarse acerca de la procedencia, el uso, las características y el devenir de cada uno de los objetos que vayamos sacando. Hay que anotar cuidadosamente los hábitos y costumbres de cada una de las moscas del verano. Y hay que preguntarse, por último, cuántos gestos hacen falta para marcar un número de teléfono" (Adaptación texto de George Perec).
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